16 de noviembre de 2007

ANALISIS DAVID CRESPO

...fijándome en aquellas que tu llamas “pinceladas ingenuas” y que son para mi obras de ensoñación, he podido contemplar ahora, gracias a tu generosidad, ese tríptico tan preciosista del desnudo, en el que tampoco faltan esas ventanas a un mundo aparte y que siempre, o por lo menos en lo poco que he podido ver, quieres dejar abiertas para que el espectador se asome, tímidamente y después con el natural descaro que provoca el asombro, a ese mundo tuyo tan fantástico y al tiempo tan real. Esas ventanas digo, son en tu obra un común denominador y nos dan fe de unas existencias que viven en otro sitio, en ese en el que el color, la forma y la manera en que éste se extiende y combina, gracias al buen uso que haces de la paleta y de la técnica, nos sirven de guía hacia lo más hondo que hay en ti, al centro de un yo que se me antoja optimista y vivo, melancólico y soñador, en definitiva a un espíritu lleno de luces y sombras, de tonalidades cromáticas desgarradoramente humanas. Que difícil sería para cualquier otro (como es mi caso) mostrar un retrato tan fidedigno del alma, de aquello que como bien sabes es tan volátil y cambiante. David Crespo, Barcelona